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¡No van a creer por que este padre pide una sola comida para dos niñas!

By

Shelly Roberts

, updated on

May 31, 2023

El comienzo de un día inesperado

Cuando Lorraine Barker se registró para su día laboral para el vuelo Delta Airline 310, ella nunca imaginó el día que le esperaba por delante y a lo que iba a tener que enfrentarse.

Su trabajo siempre presentaba alguna que otra complicación. Ella tenía que encargarse de muchas cosas a la vez y atender a cientos de personas por día. Su tipo de trabajo y sus diversas responsabilidades le requerían mantener la calma en todo momento. Sin embargo, ese día en especial ella tuvo que usar sus instintos para poder salvar a alguien en riesgo antes de que fuera muy tarde.

El sueño de ser azafata

Lorraine siempre estuvo fascinada con el hecho de viajar por el mundo y conocer personas nuevas. En su juventud, ella soñaba con ser azafata, despegar hacia lugares exóticos y vivir una vida glamorosa. Al finalizar la escuela secundaria, ella aplicó para cada aerolínea que pudo y finalmente obtuvo trabajo en Delta Airlines.

Este trabajo era duro y muchas veces ella extrañaba su hogar. Sin embargo, ella amaba su trabajo. Ella podía ver el mundo, conocer personas y ayudar a otros. A lo largo de su trabajo, ella enfrentó algunos pasajeros y situaciones complicadas, pero nada la había preparado para lo que estaba por suceder en el Vuelo 310.

Un ansiado comienzo y un día inolvidable

El vuelo tenía una rutina establecidas, los pasajeros se acomodaban en sus asientos y Lorraine junto a otras azafatas llevaban a cabo el protocolo normal previo al vuelo.

En el avión había personas con distintos tipos de vida. Lorraine estaba acostumbrada a trabajar en vuelos domésticos, pero este sería su primer vuelo internacional. Este viaje duraría 10 horas e iría desde Salt Lake City, en Utah, a Río de Janeiro, en Brasil. Lorraine estaba muy emocionada por esta nueva experiencia y estaba lista para despegar y hacer lo que más amaba por las siguientes horas. Todo parecía estar en orden.

Mucho más que un trabajo

En cada vuelo, Lorraine tenía personas mayores que necesitaban su ayuda o niños pequeños que viajaban solos. Ella siempre estaba cerca para ayudar si alguien lo necesitaba.

Dentro de sus diversas tareas, Lorraine disfrutaba especialmente de tratar con niños. Si alguno estaba asustado, ella siempre tenía algo preparado para llamar la atención de los pequeños y hacerlos olvidar sobre su miedo a volar. La azafata servicial ya sabía detectar quiénes necesitaban de sus servicios y qué hacer para que el vuelo fuera más placentero para los pasajeros. Sin dudas, ella amaba su trabajo y sabía cómo hacerlo a la perfección.

El instinto de la azafata

Por alguna razón ese día era diferente. En el mismo momento en el que el avión despegó, Lorraine notó a un hombre sentado en la última fila. Él iba acompañado de dos niñas y se veía muy nervioso e inquieto. La azafata se acercó al pasajero, pero ella notó cómo el hombre evitó hacer contacto visual y escondió su rostro todo el tiempo bajo una gorra de beisbol.

El fuerte instinto de Lorraine le indicó que algo andaba mal y supo al instante que ella iba a tener que vigilar a ese hombre con las niñas durante todo el vuelo.

Un hombre con señal de peligro

Mientras transcurría el vuelo, Lorraine notó que el hombre en cuestión revisaba su reloj constantemente y miraba inquieto a su alrededor. Además, ella notó que él no llevaba ningún tipo de equipaje y que no se veía nada cómodo en su asiento.

Algo no andaba bien y Lorraine comenzó a preocuparse. Ella no pudo evitar pensar que quizás este hombre llevaba consigo algo peligroso. Sin embargo, Lorraine intentó calmarse y enfocarse en su rol de azafata. Por un momento ella deseó que su temor fuera totalmente infundado, pero su intuición hizo que ella continuara pendiente del hombre y su extraña situación.

Una comida para tres

A la hora de servir la comida en el avión, el hombre solo ordenó una comida para él y las dos niñas. Lorraine pensó que era totalmente extraño que él no hubiese pedido dos comidas separadas para las niñas. Sin embargo, ella hizo un esfuerzo para no tomar conclusiones apresuradas.

Al pasar por el pasillo con las bandejas de comida, Lorraine notó que las niñas no estaban comiendo. Ambas niñas miraban hacia abajo y sus rostros lucían muy pálidos y descuidados. El corazón de Lorraine se detuvo ya que en ese preciso momento ella notó que algo estaba muy mal.

Lorraine y su debilidad por los niños

Lorraine estaba muy atenta a la situación y ella notó que las niñas estaban muy calladas y que se limitaban a mirar hacia abajo. Ninguna de ellas tenía las típicas cosas que un padre lleva para distraer a sus hijos durante el vuelo como un libro de colorear con crayones o incluso un iPad.

Las pequeñas niñas lucían muy tristes y la preocupada azafata se preguntó si el padre las había regañado por hacer algo malo. Lorraine decidió darles un poco de trato especial a las niñas y así poder levantarles el ánimo. Eso sin dudas era su gran especialidad.

La difícil barrera para llegar a las niñas

La azafata tomó unos sandwiches y unas cajitas de jugo y se los llevó directamente a las niñas. Ella sabía muy bien que eso haría sonreír a las dos pequeñas al instante tal como suele suceder con cualquier niño común.

Cuando ella se acercó a ellas, el extraño hombre la miró con desaprobación y le dijo secamente “no”. La desafiante actitud del hombre tomó completamente por desprevenida a Lorraine. La azafata solo deseaba hacer sonreír a las dos niñas, pero el hombre estaba decidido en detenerla. Esta situación la desconcertó a la azafata y no pudo comprender qué había pasado.

Un claro mensaje de abandono

Lorraine pudo ver que ellas se veían perdidas y anhelaban algún tipo de atención. Además, las dos niñas se veían desprolijas y sus cabellos daban la impresión de que no habían sido cepillados por días.

¿Qué clase de padre dejaba a sus hijas en ese terrible estado? Lorraine siempre había deseado tener sus propios hijos y no podía imaginarse a ella misma sin cuidar a sus hijos y dejarlos que se cuiden ellos mismos. Esa situación era impensada para ella y le dolía ver a esas niñas tan descuidadas. Algo no estaba bien con ese hombre y las dos pequeñas que lo acompañaban.

El momento de entrar en acción

Lorraine sabía que tenía que hacer algo. Ella no podía ignorar su intuición ni un segundo más. Rápidamente, la azafata ideó un plan para poder preguntar de manera discreta si las niñas necesitaban ayuda y así poder alertar al piloto en caso de necesitar asistencia.

Ella sentía que su corazón latía a gran velocidad y decidió acercarse al hombre y sus hijas. Lorraine se detuvo, sonrió y se inclinó para hablar con las niñas. La azafata intentó disimular sus temores y actuar lo más natural posible. Ella no quería alterar al hombre y perder su oportunidad de ayudar a las niñas.

Lorraine en la cuerda floja

“Hola, ¿les gusta dibujar?” preguntó ella como forma de comenzar una conversación. Eso es exactamente lo que la azafata solía hacer con los niños que se encontraban asustados por el vuelo.

Las niñas asintieron con la cabeza tímidamente y Lorraine les acercó dos libros para colorear y crayones. Cuando ellas comenzaron a colorear, Lorraine les preguntó amablemente si ellas se encontraban bien y si necesitaban algo más. Ellas la miraron con sus ojos tristes y volvieron a asentir con la cabeza. Justo en ese preciso instante, el hombre miró a Lorraine con furia al punto que logró helarle la sangre.

La poderosa intuición de la azafata

Mientras el vuelo continuaba, Lorraine no pudo soltar el fuerte sentimiento de que algo no estaba bien. Ella notó que el hombre comenzaba a agitarse y caminaba nervioso de punta a punta el pasillo.

La azafata lo observó detenidamente y se mantenía lista para intervenir en caso de ser necesario. Lorraine no solo controlaba el extraño comportamiento del hombre, sino que también prestaba mucha atención a las niñas. Ella necesitaba asegurarse de que ellas estuvieran bien. La situación era extraña y su intuición le decía que no podía bajar la guardia y dejar de observar el comportamiento de ese hombre.

Un peligro latente sin pruebas a la vista

Durante el vuelo, la azafata notó que finalmente el hombre había permitido que las niñas miraran una película. Ambas tenían sus auriculares puestos y parecían estar más tranquilas.

Sin embargo, Lorraine sabía que algo andaba mal. Ella nunca había visto ese tipo de comportamiento en niños y estaba muy preocupada al sentir que esas pobres chicas podrían estar en peligro. Aunque su intuición era muy fuerte, Lorraine tenía un problema, ella no podía probarlo. La azafata sabía que algo andaba mal, pero también sabía con seguridad que ella no podía decir o hacer nada sin contar con pruebas contundentes que lo demostraran.

Una estrategia para llegar a las pequeñas

La situación era compleja y Lorraine no podía dejarlo pasar. Ella necesitaba encontrar una manera de comunicarse con las niñas a solas, lejos de aquel hombre. Ninguna de ellas se levantaba para ir al baño lo que le dificultaba a Lorraine llevar a cabo su plan.

Lorraine continuaba observándolas con detenimiento mientras la comida viajaba por los pasillos. Ellas lucían de alguna manera felices, pero a la vez podía ver un profundo miedo en sus ojos. La azafata no dejaba de observar hasta el mínimo detalle de sus rostros e intentando buscar un momento oportuno para poder ayudar a las pequeñas.

Nuevos cómplices en el vuelo

Ella deseaba enviar un mensaje secreto a las niñas para que tan solo ellas lo pudieran leer. Lorraine no dejaba de preguntarse cómo podría enviar ese mensaje sin que sus padres la atraparan. Era un plan difícil de concretar, pero la azafata no quería darse por vencida.

Lorraine siempre había sido muy buena con los niños por lo que ella intentó pensar en una manera divertida de distraer a las hermanas y así poder entregarles el mensaje. Ella sabía con certeza que esa hazaña no sería nada fácil e incluso algo peligrosa. Quizás no podría hacerlo sola.

Complicidad de azafatas y un nuevo plan en camino

Lorraine decidió que la mejor opción era pedirle un consejo a otra de las azafatas y pedirle ayuda para crear un plan. Esta era una situación verdaderamente difícil, pero a su vieja amiga Ava se le ocurrió una posible solución.

El plan de Ava era bueno, pero necesitaban llevarlo a cabo a la perfección para no despertar ninguna sospecha en el extraño padre. Lorraine desbordaba de nervios ya que ella sabía muy bien que esa era la única posibilidad de saber si las chicas necesitaban algún tipo de ayuda por parte de las azafatas. Ella intentó calmarse una vez más y avanzar.

Un juego y un premio salvador

Ava sugirió que Lorraine les ofreciera a las pequeñas un juego de TA-TE-TI, la ganadora del juego recibiría un premio especial. El premio sería una nota que Lorraine le entregaría secretamente a la ganadora y en la cual ella le diría a la niña que se encontrarían en el baño.

Lorraine pensó que ese era un plan brillante y ella decidió poner manos a la obra. Con tan solo un juego, una ganadora y una simple nota, Lorraine lograría saber la verdad sobre la situación de las niñas y sabría cómo actuar posteriormente. Ella no podía controlar sus nervios, pero sabía que debía concentrarse en el plan.

Un plan que tomó vuelo

Lorraine se acercó a las niñas con una sonrisa y les preguntó si deseaban jugar al TA-TE-TI. Ellas dijeron que sí con mucho entusiasmo y entonces Lorraine les entregó un papel con una lapicera.

Mientras las niñas jugaban muy alegremente, Lorraine observaba con atención al hombre. Él estaba muy concentrado mirando una película y no parecía notar qué estaba sucediendo a su alrededor. Hasta el momento todo estaba saliendo de acuerdo al plan, la niñas estaban jugando alegremente y el hombre no sospechaba absolutamente nada. Ahora, era solo cuestión de esperar a que hubiese una ganadora y entregar el papel.

Tensión en el aire

Lamentablemente, hubo una situación muy tensa. Lorraine estaba dando lo mejor de sí para actuar sin que el hombre notara algo extraño. Sin embargo, eso se volvía cada vez más difícil.

En un momento, el hombre lanzó una mirada a las niñas con Lorraine para ver exactamente qué estaba sucediendo. Al observar la escena, el hombre imaginó que era todo muy inocente y continuó mirando la película. Este breve momento fue un verdadero llamado de atención para Lorraine y las niñas. Nada podía salir mal, Lorraine sabía que debía ser muy cuidadosa en cada paso que daba para poder cumplir con el plan.

Fin del juego: un momento a solas

Cuando el juego finalizó, Lorraine le dio a las niñas el premio especial. Ella le susurró a la ganadora que debían encontrarse en el baño en cinco minutos. Las niñas asintieron y Lorraine continuó haciendo sus labores.

La azafata las observó constantemente. Ella notó que las pequeñas estaban encontrando dificultades para lenvatarse e ir al baño sin que el hombre sospechar que algo sucedía. Por fortuna, cinco minutos más tarde la ganadora golpeó la puerta del baño y Lorraine la dejó pasar. Finalmente, Lorraine había logrado hablar con una de las niñas sin tener al extraño hombre controlando la situación.

La terrible verdad salió a la luz

Lorraine le preguntó a la niña si ella se encontraba bien y si necesitaba que la ayudara. La pequeña niña asintió y le dijo que su padre no era su verdadero padre. Él las había tomado a ella y a su hermana, las había alejado de su madre y las estaba llevando a otro país.

Lorraine estaba completamente horrorizada. Ella sabía que algo extraño sucedía, pero jamás pensó que sería algo tan grave. Ahora que ella sabía la verdad, tenía que hacer algo para detener a ese hombre y salvar a esas inocentes niñas. Lorraine debía actuar lo más rápido posible.

Capitán: peligro a bordo

Una vez que la niña salió del baño, Lorraine fue inmediatamente a alertar al capitán y explicarle toda la situación. Ahora ella contaba con el testimonio de la niña como prueba de que ese hombre era verdaderamente peligroso.

El capitán estaba sorprendido y no podía creer lo que estaba escuchando. Sin embargo, él ya se había enterado de casos similares al de estas niñas y sabía muy bien qué tenía que hacer. El capitán del avión contactó rápidamente a las autoridades. Ellos estarían esperando a que el avión aterrizara. Una vez en tierra, las autoridades se encargarían del hombre y de que las dos pequeñas niñas estuvieran a salvo.

Últimas horas de tensión

El hombre miró a Lorraine con sospechas cuando ella pasó por al lado de ellos. Rápidamente, él también miró a las niñas quienes continuaban mirando películas tal como Lorraine les había indicado que hicieran.

Ellas solo debían aguantar esa situación por media hora más antes de finalmente aterrizar en Brasil. Era muy importante que todos mantuvieran la calma e hicieran de cuenta que nada estaba sucediendo en ese momento. De esta manera ellos lograrían llevar a cabo el siguiente paso de este riesgoso plan. En unos momentos, toda esta pesadilla habría terminado, simplemente debían mantener la calma un poco más.

Aterrizando para estar seguras

Como el vuelo estaba llegando al fin, el capitán comunicó todos los anuncios necesarios previos a aterrizar. Todos los pasajeros tomaron asiento mientras el avión descendía lentamente.

Mientras todo sucedía con total normalidad, Lorraine observaba atentamente al hombre con las niñas. Él comenzó a hablarles a las pequeñas. Seguramente, él le estaba dando instrucciones específicas sobre cómo de actuar una vez que bajaran del avión. Él también contaba con un plan y necesitaba que saliera tal cual lo había pensado. Por fortuna, el extraño hombre no sospechaba absolutamente de nada y él creía que podría finalmente salirse con la suya.

Actuar rápido antes de que sea tarde

Cuando el avión aterrizó, Lorraine supo que era en ese momento o nunca. Ella necesitaba ponerse en acción y salvar a las dos pobres niñas antes de que fuera verdaderamente muy tarde.

Ella vio al hombre levantarse rápidamente y cómo el pánico se apoderaba del rostro de las niñas. Como era de esperarse, él quería salir rápidamente del avión por la puerta trasera. Sin embargo, ambas niñas se resistían con todas sus fuerza. Lorraine observó toda la situación y comprendió que las pequeñas hermanas estaban entrando en pánico. La situación estaba llegando a un extremo y esto debía resolverse cuanto antes.

Bomba de tiempo en el avión

En un momento, el extraño hombre tomó la mano de las niñas bruscamente y una de ellas gritó con todas sus fuerzas. En ese momento, Lorraine fue directo a donde estaban las hermanas. El resto de los pasajeros comenzaron a observar la situación ya que el alboroto era muy notorio.

Por fortuna, Lorraine no estaba sola y el capitán del avión también se acercó a ayudar. Ella separó a las pobres niñas del hombre y el capitán se encargó de detener al peligroso pasajero mientras las autoridades llegaban al avión. La situación estaba tensa, pero por fin estaba por resolverse.

Una historia desoladora

El hombre fue arrestado inmediatamente mientras Lorraine y las niñas eran escoltadas. La azafata y las hermanas salieron del avión y se dirigieron a una zona segura del aeropuerto. Todo parecía estar llegando al final.

Se podía notar que las pobres niñas se encontraban muy conmocionadas, pero al mismo tiempo se sentían aliviadas de saber que finalmente se encontraban a salvo. Lorrain se quedó con ellas cuidándolas hasta que las autoridades llegaron a tomar sus respectivas declaraciones. Mientras las niñas hablaban, Lorraine descubrió algo incluso más impactante de todo lo que ya sabía de aquella historia. Ella no podía creer lo que estaba escuchando…

Un nuevo futuro por delante

Luego de todo el proceso de declaración las niñas estuvieron en custodia protectora. Al parecer, Lorraine había ayudado a romper con un caso que llevaba años en proceso.

El hombre en cuestión había estado escapando por un largo tiempo y gracias a la intuición y el accionar rápido e inteligente de Lorraine, él había sido finalmente atrapado. Las dos pequeñas niñas llevaban desaparecidas hacía ya dos años. Al escuchar esta información, Lorraine quedó totalmente desconcertada. Ella no pudo imaginarse por las cosas que esas dos tristes niñas habían tenido que pasar en el último tiempo. Por suerte, todo quedaría atrás.

Una nueva misión en la vida…

Luego del incidente, Lorraine fue aclamada como una verdadera héroe tanto por las autoridades como por sus mismos colegas. Ella había salvado a dos niñas inocentes de continuar con una vida de miseria y además había ayudado a llevar a un hombre verdaderamente peligroso a la justicia.

Los policías habían logrado llevar a cabo la operación y arrestar a todas las personas involucradas en el caso. Luego de todo lo vivido y de comprender más sobre el tema, Lorraine supo que ella tenía que hacer algo más para combatir el tráfico de personas. Por ello ella se ofreció como voluntaria con distintas organizaciones que ayudan a las víctimas de tráfico.

Una lección de vida para compartir y jamás olvidar

Además de ayudar a organizaciones, Lorraine se enfocó en la misión de educar a otras personas de los peligros del tráfico de personas y de cómo identificar e informar sobre actividades o personas sospechosas.

Tiempo después la comprometida azafata supo que las pequeñas niñas lograron reencontrarse con sus familias y que se encontraban muy bien. Luego de ver que todo se había resuelto de la manera correcta, Lorraine se sintió verdaderamente aliviada de haber escuchado a su instinto y actuar de la manera que lo hizo. Ella había pasado por situaciones muy tensas, pero cada momento había valido la pena.

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